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Salud Intestinal, los buenos, los malos … los feos


Hace relativamente pocos años se pensaba que la función del intestino sólo estaba relacionada con la digestión y absorción de alimentos, recientemente se ha observado y demostrado que el intestino cumple muchas funciones y no solo es un tubo encargado de digerir y absorber material nutritivo y agua. El intestino desempeña un papel fundamental en el sistema inmunológico y nervioso, y hasta se le llama segundo cerebro o sistema nervioso entérico pues posee una extensa red de neuronas y libera neuroquímicos como, por ejemplo, la serotonina (famosa hormona de la felicidad y el bienestar) como respuesta a una alimentación y digestión adecuadas. Es importante hacer notar que la serotonina no se produce sólo en el cerebro sino que, por el contrario, la mayor parte de ella, el 90% se produce en el intestino.

Por otra parte están nuestros huéspedes intestinales, varios cientos de especies de bacterias diferentes, algunas “buenas” y otras “malas” que escogieron como vivienda principal a nuestro colon. Los diferentes tipos de microorganismos que habitan en nuestro intestino se denominan “microbiota” intestinal, mientras que la totalidad de los genes de la microbiota se conoce como “microbioma”. El tracto gastrointestinal es estéril cuando nacemos, pero desarrolla rápidamente una microflora intestinal que varía en función de factores tales como las circunstancias del nacimiento, la alimentación en la infancia, el uso de antibióticos, la dieta, la edad, factores externos como la contaminación y hasta las emociones tienen la capacidad de influir sobre nuestra microbiota intestinal.

ENFERMEDAD DEL INTESTINO

Nuestro intestino puede enfermar y, por lo general, es el resultado de factores externos, tales como la alimentación e infecciones, con lo cual, podemos deducir que la mayoría de las veces en las cuales ocurre una enfermedad o dolencia es debido a nuestro propio descuido y poca toma de consciencia en relación a nuestra alimentación y estilo de vida. Al tener presentes estos datos, podemos deducir que las enfermedades no son por casualidad, azar o mala suerte, y podrían ser evitables. Entre las enfermedades que afectan a nuestro intestino se encuentran:

Enfermedad celíaca, un proceso mixto de enfermedad intestinal y de naturaleza autoinmune que afecta todo nuestro organismo. Es producida por la intolerancia a una proteína encontrada en ciertos alimentos, el Gluten.

Síndrome de intestino irritable, conjunto de trastornos funcionales del intestino con manifestaciones de dolor, hinchazón, diarreas o estreñimiento que influye notablemente sobre nuestra calidad de vida. ¿Que lo causa?, se están investigado factores psicológicos, psiquiátricos, alimentación, estilo de vida y muy recientemente la actividad de la microbiota intestinal y su alteración, consecuencia de toxicidad y contaminación.

Colitis o inflamación del colon, otro padecimiento que no se conoce la causa exacta según la medicina tradicional. La medicina complementaria la explica como consecuencia de un colon tóxico que se vuelve permeable como consecuencia de una alimentación tóxica, un estilo de vida altamente químico y emociones tóxicas que envenenan a nuestro colon produciendo gases, toxinas y alteraciones estructurales y funcionales que conllevan a un mayor o menor grado de inflamación.

NUTRIENDO NUESTRO MICROBIOMA INTESTINAL

Cien billones de bacterias componen esta comunidad viva y juntas forman lo que hoy en día es considerado por los expertos como un “nuevo órgano” con funciones específicas claves en el mantenimiento de nuestra salud integral.

La microbiota intestinal desempeña 2 funciones principales: ayudar a regular el suministro de energía y nos protege de “intrusos” (virus y bacterias que generan enfermedades). ¡70% de nuestras células inmunes y más de 100 millones de neuronas conectadas con el cerebro viven en nuestro intestino!. La gran comunidad que compone nuestra microbiota intestinal incluye, como mínimo, 1.000 tipos de bacterias, de 1,5 a 2kg de peso. También comprende más de 3,3 millones de genes, lo que supone ¡150 veces más que en el genoma humano! (1). Durante la digestión se produce la fermentación de la sustancias aportadas por los alimentos (por ejemplo, las fibras alimentarias), que no pueden ser digeridas en el intestino delgado, esta fermentación facilitada por las bacterias intestinales produce, entre otras moléculas, ácido láctico y ácidos grasos de cadena corta (acético, propiónico y butírico). Este último proporciona energía al revestimiento de la pared del colon, mejora la absorción de minerales e influye de manera beneficiosa en el metabolismo del azúcar y las grasas en el hígado.

Entre las múltiples especies o comunidades de buenas bacterias encontramos a: Lactobacillus rhamnosus, Bifidobacterium bifidum, L. acidophilus, L. brevis, L. bulgaricus, L. plantarum, Streptococcus thermophilus, B. infantis, B. longum, L. casei L. salivarius entre otras.

Como podemos observar, se trata de una gran comunidad que vive dentro nuestro desempeñando funciones primordiales para nuestra salud general, pero también existen los “malos”, bacterias que conformar la microbiota intestinal que liberan tóxicos, irritan y matan a buenas bacterias y como consecuencia causan alteración social y en consecuencia dolencias y enfermedades a nivel de todo nuestro organismo, ningún rincón está a salvo de la actividad maliciosa de están “malas” bacterias intestinales.

Probióticos

Los probióticos son microorganismos vivos, los cuales, cuando lo consumimos en cantidades adecuadas, pueden aportar un beneficio a la salud. Se han estudiado numerosos tipos de probióticos. Existen datos que demuestran que determinados probióticos son efectivos mejorando los síntomas del síndrome del intestino irritable, la colitis ulcerosa y enfermedades infecciosas, así como reduciendo el riesgo de desarrollar enfermedades de la piel como eczemas y otras condiciones alérgicas. 2,3

Igualmente se ha demostrado que los probióticos pueden reducir el riesgo de contraer enfermedades infecciosas, incluidas las infecciones del tracto respiratorio superior, en poblaciones sanas 2. Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que la microbiota de las personas obesas difiere considerablemente de la de los individuos delgados. Ahora, un estudio realizado por los investigadores de la Universidad Laval, en Canadá, en colaboración con Nestlé, acaba de dar un paso más al demostrar que, con ayuda de probióticos, sería posible modificar el equilibrio de la microbiota intestinal para aumentar el número de bacterias digestivas que fomentan un peso saludable. 4

Prebióticos

Los prebióticos, fundamentalmente fructo y galacto oligosacáridos son ingredientes no digeribles de la dieta, abundante en vegetales como el espárrago, la cebolla o el puerro, entre otros. Igualmente pueden ser producidos en muy buena cantidad por degradación de la inulina. Estos prebioticos producen efectos beneficiosos estimulando selectivamente el crecimiento y/o actividad de uno o más tipos de bacterias en el colon, las que tienen a su vez la propiedad de aumentar el potencial de salud del huésped (nosotros).5.

Los Ácidos grasos de cadena corta (AGCC), productos de un proceso digestivo –metabólico de las “buenas” bacterias intestinales con los prebióticos, son ácidos grasos volátiles que en su mayoría se absorben rápidamente. De estos (butirato, acetato y propionato), el butirato aporta mayor cantidad de energía y desempeña importantes funciones en el colon. 7, entre ellas:

  • Suministro de la energía necesaria para los colonocitos (células del colon)

  • Estimula el crecimiento celular del colon

  • Inhibe el crecimiento de las células tumorales.

Estos compuestos afectan positivamente la función del sistema gastrointestinal, fundamentalmente en cuanto al peso y consistencia de las heces al igual que la frecuencia de evacuación intestinal. Actualmente se estudian otros efectos como el aumento de la absorción de minerales como calcio y el magnesio, la estimulación del sistema inmunológico y la reducción del riesgo de cáncer de colon (Robertfroid MB. El rol de los prebióticos en la alimentación infantil. Nestlé. Comunicación a profesionales. 2000).

En relación al sobrepeso y obesidad, las investigaciones actuales están enfocadas en la acción potencial de los FOS en la regulación del peso corporal, por medio de la optimización del metabolismo energético. El desequilibrio intestinal o disbiosis se asocia, en determinadas personas, a una gestión ineficaz de la energía de los alimentos y a un mayor almacenamiento de ésta en forma de grasa corporal. Por ello, se propone el uso de fructooligosacáridos para equilibrar la microbiota del colon, lo que redundará en una optimización del metabolismo energético, y en una menor acumulación de grasa.

Por otra parte, la soja es una leguminosa que constituye una buena fuente de fibra soluble e insoluble, cuyos efectos sobre el tránsito intestinal, el cáncer de colon, la eliminación del colesterol y el nivel de azúcar en sangre son bien conocidos. La proteína de soja ha sido clasificada como alimento funcional por su función en la prevención y el tratamiento de algunas enfermedades como el cáncer y la osteoporosis. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos de América (FDA), debido a los efectos benéficos encontrados al consumo de soja, ha recomendado una ingestión diaria de 25 g/d de proteína de soja.

En resumen, para favorecer la salud intestinal y sobre todo a nuestro huéspedes que conformar la microbiota intestinal, debemos mantener una alimentación nutritiva, equilibrada rica en fibra, de ser posible incorporar fibra rica en Fructo oligosacáridos o Inulina, consumir probioticos de varias cepas diferentes y en cantidad adecuada, incorporar proteína de soya a nuestra alimentación, no olvidar tomar agua, realizar ejercicio físico diario y mantener un estilo de vida equilibrado y saludable.

REFERENCIAS

1. Sociedad Europea de Neurogastroenterología y Motilidad

2. Sanders ME, Guarner F, Guerrant R, et al. (2013). An update on the use and investigation of probiotics in health and disease. Gut 62(5):787-796.

3. Weichselbaum E (2009). Probiotics and health: a review of the evidence. Nutrition Bulletin 34:340-373.

4. British Journal of Nutrition, Volume 111, Issue 8. April 2014, pp. 1507-1519. Effect of Lactobacillus rhamnosus CGMCC1.3724 supplementation on weight loss and maintenance in obese men and women

5. Scientific concepts of functional foods in europe consensus document. 1999. Br J Nutr 1999; 81:S1-S27.

6. Bäckhed F, Fraser CM, Ringel Y, et al. (2012). Defining a healthy human gut microbiome: current concepts, future directions, and clinical applications. Cell Host Microbe 12(5):611-622.

7. Velazquéz OC. Lederrer HM, Rombean JL. Butyrate and the colonocyte. Implications for neoplasia. Dig Dis Sci 1996;41:727-39.

8. Torres R. Flora intestinal, probióticos y salud. Guadalajara. Edit Gráfica Nueva, Yakult, 1999.

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